¡No dejemos que los nervios nos dominen!
¿Qué desata nuestros nervios?
Los nervios son el equivalente a tensión y agitación emocional. Cuando se desatan se producen una serie de activaciones fisiológicas en nuestro organismo que conllevan consecuencias tales como alteración, susceptibilidad, irascibilidad e impulsividad. Se presentan en situaciones de diversa índole y expresa cierto grado de inseguridad personal. Ciertos problemas o situaciones incómodas pueden actuar como detonador para los nervios.
Hay situaciones transitorias que nos generan nervios y donde la práctica y experiencia harán que ganemos confianza y que con el tiempo esos nervios desaparezcan.
Estado de nerviosismo generalizado
En cambio cuando se sufre un estado nerviosismo generalizado, cualquier mínimo estímulo provoca malestar y se desatan las siguientes reacciones:
- Percepción de pérdida de control
- Sensación de enfado
- Sentimiento de no poder afrontar las obligaciones y tareas diarias
- Sensación de incertidumbre
¿Cómo controlar los nervios?
Para poder controlar los nervios primero deberíamos poder controlar nuestra mente, pensamientos y emociones. Incorporar hábitos relajantes, como la meditación o hacer deporte en nuestra vida diaria hará que de a poco la mente y el cuerpo se vayan relajando y logremos la mediante el trabajo consciente la autorregulación de nuestro organismo.
La autorregulación emocional
La autorregulación emocional es un proceso que permite a las personas mantener un balance psicológico constante. Vendría a estar representado por un sistema de control que monitorea nuestras experiencias emocionales regulándolas hacia nuestros objetivos. De esa manera se activa un mecanismo de control, anticipación y equilibrio de nuestras emociones. La autorregulación afecta a los tres niveles de expresión de las respuestas emocionales, la expresión conductual, cognitiva y psicofisiológica.
Este trabajo de autorregulación requiere un esfuerzo profundo para lograr consolidarse y abarca varios aspectos a desarrollar:
- Presencia de un justo equilibrio entre el cuidado a uno mismo y a los demás.
- Detectar las propias necesidades y descubrir modos adaptativos de satisfacerlas.
- Aptitud para rechazar peticiones desmedidas y saber solicitar lo que se necesita.
- No efectuar conductas ni tener relaciones perjudiciales.
- Desarrollar un autocuidado cuando uno se encuentra mal, dirigiéndose un trato y un diálogo interno amable.
Nuestro equilibrio interno se proyecta inevitablemente en el equilibrio externo
La relación entre el mundo emocional de las personas y la persona en sí, así como la relación con el medio externo, a lo largo de la historia de la humanidad, no ha sido lo que se dice exactamente equilibrada. Signo de ello son las muestras de irritabilidad, insatisfacción, nervios, explosiones emocionales, cansancio, estrés y enfermedades psíquicas. Decidir vivir con consciencia de nuestra realidad, no dejándonos llevar por hechos externos a nosotros mismos y construir las bases de un mundo interno equilibrado, es una decisión que conlleva una responsabilidad personal y un esfuerzo diario. Reflejo de esa relación con nosotros mismos será la relación que tengamos con los demás y con muestro entorno.
Fuentes:
Soler,J., Conangla, M.M.; Ecología emocional. Ed. Amat ,2013.
Madrid López, Nacho; La autorregulación emocional como elemento central de la inteligencia emocional. Madrid López, R.I. (2000)
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