Salud y naturaleza. Un binomio inseparable.

Desde hace algún tiempo, se está poniendo de relieve que el habernos alejado de la naturaleza, encerrándonos en vidas urbanas y sedentarias, está repercutiendo negativamente en la salud mental y física de las personas. Esto es especialmente importante en la población adolescente, sobretodo la que vive en las grandes urbes.

Desde De peus a Terra volvemos intencionadamente a la naturaleza para recuperar su valor sanador y armonizador. Algo que siempre nos ha sorprendido es observar cómo en poco tiempo, incluso en cuestión de horas, los participantes viven cambios significativos en sus vidas. A continuación, os explicamos como nos relacionamos con esta y cuál es el sentido que le damos a esta relación.

La naturaleza como contexto

Por un lado, la naturaleza es un contexto lleno de estímulos beneficiosos para las personas. En este sentido, uno de los elementos más importantes es el ritmo. Salir a la naturaleza es conectar con el ritmo lento de los organismos vivos que la habitan. La impresión que da un bosque, o un campo, es de calma y esto resuena en nuestros cuerpos y en nuestras emociones, calmándolos y relajándolos. Incluso eventos más estresantes, como puedan ser las tormentas, aparecen con un orden y una armonía que reafirman la lentitud y la “suavidad” de los procesos naturales.

Teniendo en cuenta la vida estresante que llevamos la mayoría de las personas, y que el estrés es uno de los peores enemigos de la salud, y en especial en adolescentes y jóvenes, conectar con el ritmo pausado de la naturaleza ya es de per se un factor de protección. El solo hecho de salir a caminar y a contactar con la naturaleza ya nos sana.

 La naturaleza como modelo de valores

Por otro lado, la naturaleza es un modelo lleno de valores positivos para la vida. Cuando vamos al campo conectamos con la calma, la armonía, el orden orgánico de las cosas, la sencillez y el silencio. Muchas veces, este contacto es una toma conciencia y un recordatorio de que, en nuestras vidas ajetreadas, nos habíamos olvidado de estos importantes valores.

Otras veces, y esto pasa a menudo con niños y adolescentes que casi no han salido a la naturaleza, los descubrimos por primera vez con sorpresa e incluso con incomodidad, porque nos espejean las carencias que tenemos.

Así, la naturaleza es un modelo que nos conecta con nuestra propia naturaleza en donde habitan, aunque sea en rincones recónditos, dichos valores elevados. En este sentido, religamos con algunas tradiciones espirituales y psicoterapéuticas que han hablado de que la naturaleza esencial del ser humano es la bondad, el silencio, la calma y, en último termino, el “vacío lleno”. Salir a la naturaleza, pues, es recuperar lo que en esencia somos.

 

 Salir a la naturaleza para sanar

Esta es la manera de entender y trabajar con y en la naturaleza desde las actividades que hacemos, relacionándonos con los estímulos que nos ofrece el contexto natural y recuperando nuestros valores más esenciales.

En este sentido, entendemos la enfermedad como un olvido, de manera que la salud consiste fundamentalmente en recordar lo que somos y de dónde venimos para, soberanamente, decidir quiénes somos. Acerquémonos a la naturaleza de manera consciente y bienintencionada y, en su generosidad, seremos ampliamente recompensados. Así lo experimentamos y así lo seguimos haciendo.