
La nueva psiquiatría, lejos del estigma social
Nuestra sociedad española necesita tener una nueva psiquiatría con aires más humanistas y empáticos. Fomentar la no estigmatización social de los usuarios y disminuir la medicalización excesiva es el reto de nuestro momento.
El bienestar de los pacientes debe ser el objetivo de todo profesional de la salud.
En Clínica EOS somos conscientes de las repercusiones que tienen los diagnósticos para los pacientes.
Los diagnósticos no siempre son mal recibidos por los pacientes
También hay personas que se sienten aliviadas de saber el nombre de lo que tienen. Identificar el problema siempre es el primer paso para afrontarlo.
Los diagnósticos a veces son necesarios para poder conseguir recursos para los pacientes. Un informe de un psiquiatra puede ser determinante en un juicio, para conseguir una prestación económica, etc…
Por lo tanto, tampoco podemos ser dogmáticos e irnos al extremo opuesto que sería el del no diagnóstico.
El lenguaje puede crear estigma social
Los profesionales de la salud mental usamos palabras llenas de etiquetas. Aunque tienen su utilidad para clasificar las distintas problemáticas que existen y ponernos de acuerdo, no siempre ayudan a aquellas personas que las reciben.
Esto puede provocar unos sistemas de creencias en los pacientes que no persiguen el objetivo general para el que los que los profesionales trabajamos. Y justamente, no queremos que los pacientes se vean como enfermos determinados y marcados.
¿Porqué empezamos a etiquetar? ¿Para qué sirvió en su momento?
En realidad, las etiquetas sólo nos ayudan a ponernos de acuerdo entre profesionales y entre países. Criterios y protocolos específicos de tratamiento y evaluación para cada problemática.
En la historia de la psiquiatría, antiguamente entre el 1800 y 1900 no había un conocimiento unificado de los trastornos u enfermedades mentales. Podías ser diagnosticado de por ejemplo: esquizofrenia en Francia, y en cambio, en España, no considerarte esquizofrénico. Dicha situación tampoco era idónea y producía muchos problemas en la investigación científica y en los propios pacientes.
La manera de resolver este problema fue creando criterios unificados para los distintos tipos de enfermedades y trastornos mentales. Y de la misma manera, la medicina hacía lo suyo con las enfermedades más físicas o biológicas. Así surgieron los manuales diagnósticos de las enfermedades y trastornos mentales. Se comenzó a investigar para respaldar la información de los manuales y para encontrar medicaciones y terapias que realmente funcionaran.
¿Actualmente qué nos está ocurriendo? ¿Cómo frenar el estigma social?
Actualmente hemos llegado hasta el extremo de la categorización. Si la neurociencia algo está demostrando, es que el cerebro no funciona por categorías y hay gran variabilidad en un mismo tipo de trastorno mental.
Por ello, la comunidad científica está empezando a adaptarse. Entender los problemas mentales bajo el prisma de las dimensiones abiertas está dejando cada vez más de lado las categorías cerradas. Los resultados de un test o un diagnóstico, puede llegar a cambiar con el tiempo, no podemos ser tan deterministas.
La propia ciencia nos está demostrando que nos tenemos que alejar del estigma social.